Abierto hasta el amanecer: Prisa Ninguna
Todo lo contrario: poco a poco. Empezaron con libros y fascículos. Siguieron las soperas, los posavasos y los DVDses. Los periódicos se convirtieron en bazares dominicales ante la indignación de los kioskeros ahogados en cartones. “Son, cómo lo diría, unos hijos de puta”, reflexiona uno de ellos. Con la crisis les llegó el turno a… los carritos de la compra. “El lector de prensa independiente y progresista aprecia que su periódico de cabecera le permita llenar la nevera gracias a un acuerdo con un imperio comercial”, resume Alberto Comocho, responsable de promociones de EL PAÍS. 130.000 carritos de El Corte Inglés valorados en 80 euros y más letra pequeña que en el Deuteronomio tienen la culpa. Abel de las Heras © humorenlared.com |
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