Gora Euskadi: Más que mil palabras
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Desde su misma génesis, el periodismo se ha debatido entre dos pulsiones, que tiran de él como caballos desbocados y que debe manejar con habilidad y astucia para no terminar descuartizado como Túpac Amaru el día en que le llevaron al quiropráctico. En un extremo, la obligación autoimpuesta de emancipar al ciudadano frente a las injusticias que le rodean y arrancarle de su ignorancia secular. En el otro, el plegamiento escrupuloso, tal vez a su pesar, a la ley, a la norma, al reglamento, a la directriz, al código deontológico, que rigen su actividad. (Más…) |