mayo 5, 2020

Psico: Asociabilidad

La persona asocial, como la propia palabra indica, huye de la sociedad. No comparte las normas convencionales de la sociabilidad y el gregarismo, y no desea relacionarse con otros individuos. “Puede hacerlo por ser compulsivamente tímido”, comenta el psiquiatra forense Nicolás Diezmenoscuarto, “o, como diría Aristóteles, por ser un ser superior a la especie humana. Este último caso suele ser estadísticamente poco común de todas formas”. El sujeto asocial no comparte tiempo ni espacio con los demás, ni comparte los códigos de conducta habituales. Se aísla deliberadamente y sólo en contadas ocasiones entabla relación con los demás. En ocasiones sólo ha visto a sus vecinos a través de la mira telescópica de su carabina comprada en el mercado negro.
El ser asocial es intrínsecamente antisocial, aunque no lo manifieste apedreando cajeros automáticos, locales de ocio o edificios gubernamentales. (Más…)

abril 28, 2020

Psico: Contar tu vida y que se entere todo el mundo

Un comportamiento muy extendido entre personas allegadas, y en algunos casos entre perfectos desconocidos, es la confesión de problemas privados (de ámbito familiar, profesional, personal…), con pelos y señales, de forma pública y sin ningún tipo de pudor. El sujeto no solo nos cuenta su aflicción sino que hace partícipe de ella a la población circundante. “Es lo que conocemos como “Síndrome del culebrón”, que no tiene nada que ver con el priapismo”, comenta Rigoberta Bernero, doctora en psiquiatría. “Mucha gente con complejo de inferioridad o con sensación de frustración cuenta sus miserias sin tapujos para ganar cuotas de audiencia y sentirse importante. Ya me entiende”.
Sin embargo, otros estudiosos de los desarreglos de la personalidad descartan la falta de cariño y atención como único factor desencadenante de este comportamiento, y le dan más importancia a variables como la tendencia al exhibicionismo. (Más…)

abril 21, 2020

Psico: Síndrome de Munnchausen

En ocasiones, el instinto de protección del individuo se ve alterado y este, en vez de considerarlo un impulso natural individual prefiere delegarlo en los demás. Es decir, que harto de pasarse toda la vida teniendo cuidado de no ducharse con la tostadora encendida dentro de la bañera, de no cruzar en rojo el semáforo cuando se aproxima un trolebús a toda velocidad o de no insultar a alguien que te saca una cabeza a fin de que la metáfora no se convierta en la cruda realidad, ese sujeto prefiere que sean los otros quienes les cuiden.
Este trastorno psicológico obliga a la persona a fingir enfermedades para pasarse la vida tumbado en una cama de hospital, comiendo de gorra y disponiendo de enfermera de guardia las 24 horas que le cambie el orinal.En los Estados Unidos, donde hasta ahora no ha existido una Seguridad Social a la europea, los gerentes de los centros de salud no se han preocupado demasiado de paliar este desarreglo mental, aduciendo que la pela es la pela. Las compañías de seguros, en cambio, sí han impulsado la persecución de una cura. (Más…)
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