1.- ¿Eres de las últimas personas en irse de las reuniones sociales?

2.- ¿Encuentras con facilidad tema de conversación con cualquiera?
a.- Sí. El truco es aprovechar mientras te responden para pensar en lo siguiente que vas a decir. Pero no te desconcentres escuchando, que se te va la idea.
b.- Sí. Lo cierto es que suelo dejar que los demás hablen y cuando me interpelan miro lo que tengo que decir en el manual para teleoperadores que nos dan.
c.- Sí. Pero me lo guardo para mí. Me da pereza hablar con la gente sobre la levedad del espíritu humano y lo inaprensible del devenir vital. (Más…)

1.- Cuando estás en una reunión con gente, ¿te suelen pedir que cuentes chistes?

2.- ¿Cuando tus amigos están deprimidos les levantas el ánimo?
a.- Intento animarles contándoles anécdotas divertidas, como el día que metí el gato en el microondas por error. O cuando me desahuciaron. Al final se sienten mejor.
b.- Cuando mis amigos están deprimidos lo que suelo levantarles es la cartera, porque la congoja les mantiene distraídos. Eso a mí sí que me levanta el ánimo.
c.- Por supuesto. Como ese amigo que me dijo muy preocupado que únicamente pensaba en comida y yo le dije que a qué se refería «croquetamente». ¿Lo pilla?
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1.- Estás en el metro o en el autobús y alguien con las manos sudorosas se agarra a la misma barra que tú. ¿Cómo reaccionas?
a.- Saco el libro que me estoy leyendo y en vez de mojarme los dedos con la lengua para pasar las páginas, que me huelen fuerte de rascarme la ingle, los froto en la barra y fenomenal.
b.- Aprovecho para practicar el número de pole dance que me enseñaron en el club de strip tease. Entonces la gente suele apartarse y deja de agobiar. A veces cae algún billete.
c.- Rocío la barra con antiséptico, tratando de controlar el ataque de ansiedad. A veces vierto alcohol, pero los guardias de seguridad siempre me detienen antes de sacar el mechero.

2.- Ligas una noche con alguien y te invita a subir a su casa. Te das cuenta de que no ha cambiado las sábanas de la cama. ¿Qué haces?
a.- Respirar con alivio por poder follar al fin en una cama. Los retretes de los bares de carretera tienen su encanto, pero te destrozas las lumbares.
b.- Compruebo si tampoco ha fregado los platos ni ha bajado la basura en una semana. Si eso se cumple, he encontrado a mi alma gemela.
c.- Volverme a casa con las manos vacías, porque siempre dicen que esperar a que termine la lavadora y la secadora les corta todo el rollo. (Más…)