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Me contó un amigo que su hija le mostró un trabajo que había hecho para el instituto sobre Le Corbusier. La chica había puesto en su escrito que el gran arquitecto murió en 1965 luchando contra la corriente; es decir, que se ahogó, había deducido. El padre le explicó con superioridad y condescendencia (como mandan los cánones del paternalismo) que esa expresión, luchando contra la corriente, no quería decir lo literal, sino que era una metáfora, una comparación alegórica para expresar que durante toda la vida y hasta el día de su muerte, Le Corbusier, como suele sucederles a las personas de talento adelantadas a su tiempo, había luchado contra la estrechez de miras de muchos de sus contemporáneos para defender su concepción sobre la arquitectura y especialmente sobre cómo debía de ser el concepto urbanístico de las ciudades.
Dias después de la lección magistral a su hija, por aparente casualidad, cayeron en manos de mi amigo los datos biográficos de Le Corbusier. Así, se enteró de que el arquitecto se ahogó en Cap Martin, en la costa mediterránea francesa, arrastrado por la corriente. A veces uno se pasa de listo. No todo son metáforas en esta vida.
Juan Bas © humorenlared.com |
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