Euskaltel manifiesta en su folleto de salida a bolsa que tiene 295.360 clientes. Dice Euskaltel que es una empresa profundamente arraigada en nuestro país. Según y como. Del arraigo de los clientes de la operadora con Euskadi no hay duda. Ahora bien, del arraigo de la mayoría de los actuales propietarios de Euskaltel no es que no haya dudas, es que no hay arraigo. La mayoría del capital de Euskaltel está en manos de diversos fondos cuyo objetivo no va más allá de enriquecerse lo antes posible para desaparecer a las primeras de cambio. Y esto, no tiene un pase. Como tampoco lo tiene el que un grupo de directivos de la tecnológica se embolse casi 50 millones de euros en directo (ahora) o en diferido (dentro de un año) cuando vendan las acciones que han adquirido con los llamados “bonus”. Una forma vergonzosa de denominar a unas ganancias que para obtenerlas cualquier vasco debería trabajar varias vidas.

¿Pero en qué mundo vive esta gente? No deberíamos olvidar que la llamada Marca España empezó a temblar socialmente cuando una señora apellidada Cospedal no encontró mejor argumento para defender lo indefendible que dotar a un tal Bárcenas de una “indemnización en diferido”. O sea, como parece que va a suceder con la fórmula que han admitido estos directivos para llenarse los bolsillos. Menuda tomadura de pelo. La Marca Euskadi se prestigia de otra manera. Por cierto, hablando de arraigo, ¿sabrá alguno de los propietarios de estos fondos dónde está Ajuria Enea? ¿Sabrá alguno de ellos que al Lehendakari no le ha hecho ni pizca de gracia la actitud de los gestores de Euskaltel? ¿Sabrá alguno de ellos qué significa la palabra “Lehendakari”? Pues eso.

Julio Albitre Polo, director de EL KARMA.