Península Histérica: Salvaje
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Creo haber escrito alguna vez que la gran virtud del capitalismo es su capacidad para reinventarse continuamente. Para el capitalismo todo es susceptible de comprarse o venderse, lo mismo un cuaderno que un riñón. A medida que la ética mengua más posibilidades de negocio. Podríamos decir que el capitalismo es un cáncer y no nos equivocaríamos. Ahora ha entrado en fase de autodevorar a sus propios portadores y al igual que la enfermedad cada vez lo hace más rápido. En nuestra Europa bienpensante pensábamos que estábamos a salvo por ser los grandes beneficiarios, pero la enfermedad tiende a actuar por libre y amenaza con destruirnos, aunque con ello se hunda el negocio. (Más…) |