En 2016 se celebrará el cuarto centenario de la muerte de Cervantes. Cuando leo El Quijote me pongo melancólica. Pero no es una melancolía de andar por casa, como la que le puede invadir a cualquiera cuando se le rompe el exprimidor. Es otra cosa. Es una nostalgia en condiciones, con método, bien organizada. Da gusto regodearse en el fracaso si es de la mano del Manco de Lepanto. Don Quijote, ese caballero vencido e idealista, esa nobleza de sentimientos… Ya lo dijo mucho más bonito León Felipe, el poeta. Hazme un sitio en tu montura/ (…) caballero del honor,/ ponme al la grupa contigo/ y llévame a ser contigo/ pastor.
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