Hace poco tuve la suerte y el gustazo de “pinchar” lo que quisiera en la radio pública durante una hora. Arranqué con una canción que estuvo sonando en todas partes cuando tenía unos diez años, Tu frialdad, de Triana: una hermosa letanía, bella pero a la vez decadente y fantasmagórica, que me persiguió de niño. Me esperaba agazapada en el coche de mi padre, en la radio que sonaba en cualquier tienda por cuyo lado pasara, en cualquier sitio. Más bien la perseguía yo, y esperaba con ansiedad el momento de volver a cruzármela, porque me tenía hipnotizado. En su momento cumbre, la canción decía “me atormenta en el alma tu frialdad”. (Más…) |