La prensa, por su ya mencionada muchas veces naturaleza de medio que invita a la reflexión y a la lectura reposada, tiene un compromiso adquirido con su usuario, y con la sociedad en general, de comprenderle, formarle, instruirle y empatizar con sus deseos y sus carencias. Porque los tiempos pueden haber cambiado, y los periódicos haber tenido que adaptarse a estos cambios, pero las pulsiones inherentes de muchos seres humanos permanecen. Y los diarios saben que el lector es vulnerable y busca la complicidad en ellos. Algunos de esos temas delicados son la autopercepción, la autoestima, la incomunicación, las carencias afectivas y la educación sentimental. Por razones como esta, cabeceras como las del ya habitual Grupo Vocento, buque insignia de la prensa vasca y faro móvil de navegantes que se orientan en las tinieblas del devenir, informa y compadece. Consciente de esto, y de la deuda contraída con el lector que busca consuelo en sus páginas, El Correo publica una entrevista a toda página, la 44 concretamente, cuyo titular reza “El 40% de los hombres ha pagado por consumir mujeres que no les desean”.
El diario, siempre preocupado por asuntos capitales como la dignidad, la integridad y el respeto, juega a propósito con la ambigüedad para que el lector medite y se haga preguntas. El periódico plantea el equívoco intencionalmente para que el ciudadano se plantee dudas y aplique el análisis socrático de la realidad. ¿Se refiere el titular a que el 40% de los hombres son puteros? ¿O tal vez quiere decir que, del 100% de los puteros, un 60% sí que paga por consumir mujeres que les desean? Es obligación de la prensa abrir caminos que animen a hacer examen de conciencia y ayuden a situarse ante estas tesituras vitales. Los propios redactores y directivos, siempre permeables a las propias lecciones éticas y morales que lanzan al mar cual mensajes en una botella que retornan a la orilla de partida, andarán cavilando sobre las implicaciones del titular. ¿Cabe la posibilidad de que las mujeres que aparecían en su sección de explotación sexual hasta el comienzo de 2018 no utilizaran la sección de Relax para conocer caballeros con los que mantener relaciones sexoafectivas mutuamente satisfactorias? ¿Va a resultar que “ANA 60A TREMENDAS MAMADAS coñito peludo, culito prieto. Cariñosa” (El Correo, 14-01-2017) a lo mejor no deseaba a los hombres con los que se acostaba? ¿Serían conscientes las personas que se citaron con “PUTITA NINFÓMANA 18a. Chochito mojado. Braguitas virtuales” (El Correo, 24-08-2016) de que tal vez esta no disfrutara plenamente de sus encuentros carnales? ¿Podría darse el caso de que “ABUELITA COÑITO DULCE. TETAZAS, culazo, placer asegurado. ¡Te la pongo durita! Francés salivado” (El Correo, 04-02-2016) no percibiera la esclavitud sexual como una manera de conocer gente? Estoy convencido de que en Vocento se habrá iniciado un proceso de reflexión, ahora que podrían empezar a sospechar de que aquellos anuncios a lo mejor no eran un precursor analógico de Tinder. Me imagino el chasco que se habrán tenido que llevar al barruntarse que esas mujeres (todas, o al menos un 40%, persiste la duda) no deseaban a esos hombres.
Por supuesto, y como corolario, conviene destacar que el titular seleccionado (que luego no se repite de manera literal en el cuerpo de texto de la entrevista) hace referencia a los hombres que han pagado. Obvia, faltaría más, a aquellos otros que después de consumir mujeres no pagaron. Porque negarse a contribuir al fair play transaccional del capitalismo es no tener altura moral.
Héctor Sánchez © elkarma.eus |