Ahora resulta que todo el progreso tecnológico y social de la humanidad no valen un mojón, porque el hombre está diseñado para vivir como en la prehistoria. El organismo del homo sapiens, al parecer, está preparado para un consumo inferior de calorías a la media actual, vivir en una cueva, alimentarse de lo que se encuentra por el campo y contentarse con una ingesta de proteína animal ocasional. Vamos, que la crisis global, el paro galopante, la debacle inmobiliaria, la caída en picado de las ayudas sociales, la denegación sistemática de créditos y préstamos por parte de las entidades financieras, y todo lo que termine implicando que el ciudadano se apriete el cinturón es providencial. Una bendición, prácticamente. Me quedo mucho más tranquilo. (Más…) |