Está a punto de estallar un nuevo conflicto diplomático con China. Y esta vez no tiene que ver con Trump, sino con algo aún más conservador y reaccionario: los videojuegos. Hace unas semanas, en un torneo de Hearthstone, el popular juego de cartas de Blizzard, al entrevistar a un jugador famoso, ‘Blitzchung’ Wai Chung, terminó su intervención gritando: “Liberad Hong Kong. ¡La revolución de nuestra época!”. Rápidamente cortaron a publicidad y Blizzard anunció que vetaba al jugador de sus torneos durante un año y que perdería el dinero ganado en el torneo. La compañía se escudó en que no quiere temas políticos que dañen su imagen.
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Una de las mayores sorpresas del pasado E3 no generó la suficiente atención: Double Fine, el estudio de Tim Schafer, ex de Lucas Arts y creador de míticas aventuras gráficas como Monkey Island, Maniac Mansion o Day of Tentacle, fue adquirido por Microsoft. Parece un movimiento lógico en una gran empresa de capa caída que necesita comprar talento a golpe de talonario como el Real Madrid. Los seguidores de Schafer, sin embargo, torcimos el morro al recordar lo ocurrido hace quince años, cuando Microsoft se encontraba en una situación parecida con su primera Xbox. Estaban produciendo el primer juego de Double Fine, hasta que por motivos empresariales les dejaron tirados y el estudio tuvo que buscarse la vida con otra distribuidora menor. Eso no impidió que Psychonauts saliera al año siguiente y fuera una obra maestra. (Más…)

Si alguien te dice que es “sincero”, huye. Si alguien te dice que es “apolítico”, dale una hostia. Obsidian es un estudio conocido por sus juegos de encargo, algunos olvidables y otros estupendos. Tras hacerse indies gracias al crowdfunding y lanzar Pillars of Eternity y Tyranny, hace unos meses anunciaron un sucesor espiritual de una de sus obras más alabadas, Fallout: New Vegas. Se titula The Outer Worlds, es de ciencia-ficción y su codirector dice que “no es un juego político; se supone que es divertido y gracioso”. Porque, como todo el mundo sabe, el humor tampoco es político, que se lo pregunten a Gila o Ricky Gervais. (Más…)