Hay cosas que se me escapan. Como la decisión de hacer otra película sobre los últimos de Filipinas. No pillo muy bien a qué viene el film dirigido por Salvador Calvo. No es el aniversario del evento. A lo mejor una nueva película sobre la Guerra Civil olería mucho a estas alturas. A lo mejor a Enrique Cerezo, productor, le daba morbazo la “gesta” de Saturnino Martín Cerezo, oficial al mando del puñado de desgraciados que tendrían que ponerse a pegar tiros en una iglesia durante casi un año mientras el beriberi se los desayunaba crudos. No me consta relación de parentesco. Pero cosas más raras se han visto.

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Cuando una compañía progresa, hay que aplaudirlo. Hace dos años me quejé aquí de que Ubisoft había decidido no incluir personajes femeninos en Assassin’s Creed “porque las mujeres resultan muy difíciles de animar”. Ahora, en Watch Dogs 2 han decidido dar un paso adelante y hacerlas tan detalladas que hasta se les ve la vagina. En serio. Cuando varios usuarios empezaron a publicar online capturas de mujeres a las que se les veía el coño, la compañía salió rápidamente al paso pidiendo disculpas y prometiendo una actualización para acabar con tal exhibicionismo.

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Si rechazas la música jazz porque la asocias a pedantes listillos con coleta que se creen que saben más que tú; o el metal porque te parece música de melenudos inquietantes parecidos a aquél que te robaba el bocadillo en el recreo; o la música punk porque te recuerda las potas en el suelo, las botellas rotas y la destrucción del mobiliario urbano y la asocias por tanto con gente que descoloca tu ordenado mundo; o la música clásica porque la crees propia de una burguesía estirada y altiva ataviada con abrigos hechos con animales muertos; o la música folklórica de cualquier tipo porque la asocias con lugares, idiomas y usos de personas que no conoces y con quienes no crees compartir nada; o la música funk porque la asocias con Flea y piensas que seguramente le huelan los pies y le suden mucho los huevos; o la música progresiva, la dodecafónica o el death metal porque las asocias con gente a la que odias porque han alcanzado la comprensión de algo que tú no estás dispuesto a intentar comprender; o la copla porque la asocias con Franco; o los pasodobles porque los asocias con asesinos de animales, al final lo que te estás perdiendo por el camino es la música misma.

Juan Abarca © humorenlared.com