Txarriboda News 1002 (05-12-2023)
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Empresas dedicadas a la exhibición cinematográfica han acordado implementar una medida experimental para impedir que los asistentes a las salas introduzcan comida no adquirida en el ambigú del propio cine pero que al mismo tiempo no conculque la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios. La iniciativa consistirá en contratar nutricionistas que identificarán a los espectadores con comida de fuera, se sentarán a su lado y comenzarán a susurrarles al oído la cantidad de grasas saturadas, azúcares añadidos y aditivos químicos que contiene su vitualla, además del índice de afectados por dolencias cardiovasculares, trastornos derivados de la obesidad y reducción de la esperanza de vida que provoca una dieta desequilibrada de alto contenido calórico. La magia de la gran pantalla La eterna batalla entre los cines y los espectadores que ponen denuncias a través de Facua, ha llevado a Cinesa, Yelmo Cines o Kinépolis a tratar de encontrar soluciones creativas. “El nutricionista se sienta en la butaca aledaña a la del espectador infract… que ejerce su derecho constitucional a comerse un bocadillo de cachopo que se ha traído de casa. Y una vez que se apagan las luces y empieza la proyección se pone a darle la chapa. Sin violencia física. Simplemente con el discurso sobre los triglicéridos y los trombos provocados por la arteriosclerosis la persona ya se pensará dos veces traer comida de fuera la próxima vez. No hace falta ni llamarla puta gorda, ni nada…”, explica un empleado de taquilla. Las cadenas de cines creen que la medida será un éxito y opinan que muy mal se tiene que dar la cosa para que desanime a los aficionados de acudir a las salas y prefieran quedarse en su domicilio viendo Netflix. © elkarma.eus |
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