Un bebé de Torrelodones ha marcado un antes y un después en gestión de la lactancia al llegar a un acuerdo con su madre sobre las horas de toma del pecho, tiempos y alternancia de las mamas al considerar este que “llorar es humillante” y que se puede llegar a soluciones de consenso a través de la negociación. La progenitora, quien asegura que se ha tratado de un convenio difícil resuelto tras varias reuniones, que en ocasiones han llegado a un punto muerto, se siente “razonablemente satisfecha” de las resoluciones concertadas, “especialmente por no tener que aguantar el llanto del chiquillo”, si bien admite que le resulta un poco anticlimático que su bebé de semanas conozca términos como “contraoferta” o “cláusula vinculante”.

Mamar sin llorar

La naturaleza reivindicativa del pequeño ya se había manifestado durante el parto, cuando el neonato insistió en ver el protocolo firmado de la intervención antes de permitir que la obstetra le cortara el cordón umbilical, tras negarse a que fuera su propio padre quien se encargara del procedimiento al considerarlo “intrusismo laboral mezclado con voluntarismo fatuo”. La madre achaca la precocidad del niño a la costumbre del padre durante el embarazo de ver videos en Youtube, a todo volumen, sobre emprendimiento y crecimiento personal. “Mi marido estaba que no cagaba con lo de invertir en criptomonedas. El muy infeliz trabaja en ventanilla en la Caja Rural y se cree Elon Musk cuando lazó el PayPal. Qué cruz…”, murmuraba la mujer poniendo los ojos en blanco.

Aunque la vida en el hogar familiar ha seguido su curso normal, la madre teme que el bebé deje de ver episodios viejos de Pocoyó cuando no le miren y se ponga intervenciones de Roberto Vaquero en TikTok.

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