La pertinaz sequía que sufre Catalunya, la peor desde que existen registros, y las restricciones de agua impuestas por el gobierno autonómico podrían afectar a la temporada de balconing. La decisión de la Generalitat, que ha calificado la situación de muy crítica ante la ausencia continuada de lluvias, de vaciar las piscinas de los complejos hoteleros podría poner en peligro la afluencia de turistas británicos ya que “sólo un 47% de los vacacionistas ingleses estaría dispuesto a saltar desde un séptimo piso a una piscina sin agua”. La Oficina de Turismo de Catalunya se muestra pesimista y cree que la afluencia de visitantes de Reino Unido a localidades como Calella o Lloret de Mar se verá reducida drásticamente.

Verano perdido

“Por mucho que advirtamos de que si se salta desde un primer piso, con prudencia, la cosa podría no pasar de un traumatismo craneoencefálico leve, las cancelaciones se multiplican de manera exponencial”, informa alarmado Oriol Igofrenia, encargado de fotocopias y supervisor de la máquina de Nespresso del Departamento de Empresa y Trabajo de la Comunidad. A pesar de que las asociaciones de comerciantes de las áreas turísticas catalanas han acordado reducir un 50% el precio de las bebidas alcohólicas y que el gremio de traficantes de drogas de menudeo podría sumarse a la política de descuentos “para intentar salvar la temporada”, el estímulo no parece suficiente para que el turismo inglés acuda en masa para practicar balconing como otros años.

“Tenemos el almacén lleno de fregonas, rasquetas, detergente, bicarbonato sódico y Karchers K4 para limpiar la sangre. Y ahí se va a quedar. Muerto del asco. Pienso en la inversión perdida y me mareo”, advierte el gerente de un hotel de tres estrellas de Salou.

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