El presidente ruso Vladimir Putin está “por la labor de arreglar lo del Consejo General del Poder Judicial de España”. Según fuentes del GRU, Directorio Principal del Alto Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia, Putin está harto de ser el “villano favorito” de Occidente y quiere “arrimar el hombro en cuanto consiga una solución final para lo de Ucrania”. Haber sido tildado de “loco hijo de puta” por parte del presidente de los EE.UU. Joe Biden le ha animado a dar el paso. “No tenía ni idea de que caía tan mal allende el Dniéper”, ha confesado amargamente Putin a la momia de Lenin.

La gulag del norte

Vladimir Vladimirovich, que afronta las elecciones presidenciales con la calma que da una oposición “poco animada a oponérseme, por lo que sea” ha hecho llegar su oferta a Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. El presidente español y el del Partido Popular estarían valorando enviar a Bolaños y González Pons a un encuentro preliminar en Yekaterimburgo, al haber fracaso dos veces las reuniones en Bruselas con el comisario de Justicia de la Unión Europea, Didier Reynders. Las recientes muertes del opositor Alexei Navalani en una prisión del Ártico y de Maxim Kuzmínov, piloto ruso que desertó a Ucrania tiroteado en España, se ofrecen por Putin como muestra inequívoca de que en Rusia se entiende de separación de poderes: la mano izquierda nunca sabe lo que hace la derecha. “Y si los sabe, se hace la tonta”, concluye con un guiño.

Tras ascender al subdirector de prisiones y para “crear buen ambiente con los occidentales ecologistas estos” Putin ha ordenado a los servicios de seguridad que las flores que se retiran cada noche de los homenajes a Navalni se arrojen siempre al contenedor de orgánico.

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