El presidente de los EE.UU. asegura sentirse muy alarmado ante la posibilidad de que los gatitos que aparecen en videos de TikTok puedan estar lanzando mensajes subliminales para manipular los resultados de las elecciones. El Capitolio, que ha comenzado este fin de semana los trámites para prohibir la red social al considerarla un instrumento de China que pone en riesgo la seguridad nacional, ha tratado de explicar a Joe Biden que el peligro reside en que el gobierno chino pueda usar la aplicación para acceder a datos privados y espiar a sus usuarios estadounidense y que el asunto no tiene nada que ver con maullidos encriptados, aunque Biden sigue sin fiarse.

Miedo amarillo

El candidato demócrata a la reelección ha convocado de urgencia al Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre (FWS) para crear un Comité de Actividades Antiamericanas que haga seguimiento de todos los gatos del país y proceda a interrogar a sospechosos. A pesar de las protestas del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), el FBI, la CIA y la NSA ya han empezado a organizar redadas coordinadas en callejones y a pinchar comederos, rascadores y transportines. “La tarea es complicada porque todos los gatos son iguales y es difícil distinguir a los gatos chinos infiltrados. Cuando estalló la II Guerra Mundial resultó más sencillo confinar en campos de concentración a toda la gente con pinta de japonés”, explica Richard Ledgett, director adjunto de la Agencia de Seguridad Nacional.

El presidente de los EE.UU. se pasea de momento por la Casa Blanca con un gorro de papel de aluminio y se está planteando detener también cautelarmente a los niños que publiquen coreografías en TikTok porque “mucha gente haciendo lo mismo a la vez de manera coordinada y sin cobrar apesta a comunismo”.

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