Un repunte en el número de casos de Vergüenza Ajena, conocida por su elevada tasa de letalidad si no se trata a tiempo, ha puesto en alerta a las autoridades sanitarias. El Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) ha informado de que en menos de dos meses ya se acumulan un 40% del total de los pacientes registrados el año pasado y temen que la progresión vaya en aumento. Por el momento el Ministerio de Sanidad ha preferido no convocar ninguna aparición pública de la ministra para no correr el riesgo de convertirse en un vector de contagio. Los expertos aseguran que podría tratarse de una pandemia mucho peor que la del COVID ya que “mientras haya televisión e internet aquí no hay confinamiento que valga”.

Se impone el pesimismo

Las consejerías de salud se han unido al llamamiento para advertir a la ciudadanía de los síntomas y aconsejarles que permanezcan alejados de posibles focos de infección. “Si le cuesta respirar, nota que se le eriza el vello corpotal, advierte una ligera taquicardia, se le forma un nudo en el estómago, se le sonrojan las mejillas, aumenta la transpiración y percibe que algo que está viendo o que le están contando no está bien aunque siga sucediendo ante la actitud impertérrita de la persona o personas protagonistas de la acción, y esta le produce una mezcla de incomodidad, pudor y asco, salga corriendo y llame a su médico de cabecera”, advierte Aitziber Dulera, médico de familia, quien aconseja desinstalarse whatsapp.

La OMS también ha explicado que la actitud de algunos líderes internacionales ante los conflictos de Ucrania, Gaza o Irán, las acciones de ciertos políticos durante la campaña electoral vasca o el espectáculo de variedades de Donald Trump no contribuyen a aplanar la curva.

© elkarma.eus