Un grupo de educadores, pedagogos y expertos en protocolo han presentado al Ministerio de Economía y a una delegación de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) el borrador del plan educativo al que quieren someter al Producto Interior Bruto a partir del próximo año fiscal. Este colectivo de formadores teme que su crecimiento del 0,7% intertrimestral, cuando se esperaba un 0,4%, y su avance interanual del 2,4% en el primer trimestre de 2024, según el Instituto Nacional de Estadística, puedan envalentonar al PIB y hacerle creer que seguir siendo bruto, zafio y maleducado es un comportamiento aceptable hoy en día.

Algo salvaje

Asociaciones de economistas ya venían advirtiendo de que el Producto Interior Bruto debía reinventarse porque “el mundo ha cambiado” e insistir en esas actitudes “groseras, torpes, incultas, bruscas y obtusas” no hacen más que ponerle en vergüenza ante los demás. El plan educativo incluirá clases de protocolo y etiqueta, cursillos de buenas maneras en la mesa, módulos de cultura general y talleres de ética, empatía y comportamiento en sociedad. “No está bien que el PIB se vanaglorie de su ignorancia y su tosquedad en los modos porque hasta ahora le haya valido para salir adelante. Eso de que se ha educado en la universidad de la vida y que a los demás nos falta calle resulta bochornoso cuando estamos hablando de un índice que nos representa en foros internacionales”, critica Marisol Vencia, consultora bursátil que aún no se cree que el PIB continúe confundiendo el cuchillo de la carne con el del pescado y piropee a los camareros del catering en las cumbres europeas.

La magnitud macroeconómica se mantiene de momento escéptica y cree que esos cursos de refinamiento son para amanerados.

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