Txarriboda News 1111 (08-05-2024)
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El nivel de exigencia de las redes sociales está obligando a influencers a asumir mayores riesgos y tomar medidas expeditivas para poder destacar en un medio cada vez más competitivo. El reciente asesinato a tiros de la influencer iraquí Om Fahad ha puesto el listón muy alto y otras aspirantes a viralizar su contenido tratan de buscar maneras cada vez más creativas de fallecer para no decepcionar a sus seguidores. A pesar de que la opción de hacerse selfies al borde de acantilados, como la rusa Inessa Polenko, es una de las más socorridas entre las influencers del llamado Primer Mundo, estas consideran que vivir en países a priori “seguros” es una desventaja a la hora de lograr óbitos vistosos. Parca en palabras Las influencers denuncian que a menudo encuentran dificultades para escalar a antenas de rascacielos por culpa de los guardias de seguridad del edificio o que los servicios de protección civil vigilan muchos riscos, precipicios y miradores de montaña, por lo que hacerse una autofoto que propicie una muerte espectacular les resulta complicado. “Yo vivo en Palencia. Aquí no tenemos cataratas como las de Arasinagundi en las que resbalarnos y caernos como el Sharath Kumar. Y tampoco me veo engordando 200 kilos para perderlos de golpe y morirme de infarto como la Mila de Jesús. Alguna vez he ido al kebab del pueblo a ver si pillaba una intoxicación alimentaria mortal decente, pero a lo más que he llegado es a una diarrea fuerte. Y eso te lo censura Instagram”, explica Laura Impresora Escáner, aspirante a it girl. Por el momento sigue sin estar bien visto en TikTok el suicidio, a pesar de la repercurisón que obtuvo la influencer militar estadounidense Michelle Young, “porque está como muy forzado y lo que se valora es la espontaneidad”. © elkarma.eus |
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