Un vecino del municipio de Mazuecos de Valdeginate, provincia de Palencia, asegura que acaba de perder la fe en las Organizaciones No Gubernamentales en general, y las dependientes de la iglesia católica en particular, por generar expectativas pero no ser capaces luego de resolver nada. El hombre disgustado con las ONGs, que había tenido un accidente de bricolaje con un bote de Loctite, asegura que llamó como pudo a Manos Unidas para que le diesen un remedio y desde la organización le habían respondido que ellos no se ocupaban de esas cosas. El palentino, que no puede despegar las manos desde el incidente, cree que la ONG hace gala de un voluntarismo hipócrita que luego no se traduce en soluciones concretas.

Esperanza rota

El hombre, que confiesa sentirse “vulnerable y desamparado” al no poder conducir, aplaudir en el fútbol o sacarse pelotillas de la nariz con un mínimo de discreción y sin perder la dignidad, cree que lo de Manos Unidas es publicidad engañosa y exige que se pongan en contacto con él para retractarse y decirle cómo se puede deshacer del pegamento de contacto extrafuerte para poder volver a llevar una vida normal. Cecilia Pilar Gracia, actual presidenta de la ONG española, le ha comunicado a través de email que si lo que desea es abrir un pozo en Zambia o fomentar la resiliencia socioecológica en las comunidades indígenas de Bolivia todo se puede hablar, pero que lo del pegamento se lo haga mirar en otro sitio o que busque sierras radiales en AliExpress.

El mazoquero opina que la historia se repite, después de que el año pasado Acción Contra el Hambre se negara a enviarle a su domicilio una pizza cuatro quesos con coca-cola grande y pan de ajo a las 2 a.m.

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