Los Ministerios de Sanidad e Interior han presentado en rueda de prensa la puesta en servicio de la división Blade Runner de la policía, cuya misión será la de detectar ciudadanos asintomáticos, “auténticas bombas de relojería” según los epidemiólogos, y “sacarlos de la circulación”. No se le llamará cuarentena, se le llamará retiro.

Adiós al Mundo Exterior

“Caminan entre nosotros, se camuflan entre nosotros, nos imitan y son extremadamente peligrosos. Es fácil confundirles con seres humanos normales pero si te tosen la has cagado”, informa Jon Aguirresarobe “Arri” Sonford, coordinador de logística del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, entre la serenidad y la alarma. La nueva brigada estará equipada con el más avanzado sistema de detección, el test PCR- Voight-Kampff, “una mezcla entre la prueba de antígenos y las encuestas de Facebook, pero con menos fallos de seguridad que Radar COVID”, explica Arri Sonford. Blade Runners adiestrados introducirán un bastoncillo en la nariz de los sopechosos de ser asintomáticos mientras les hacen preguntas de empatía como “¿Le darías la vuelta a un galápago de espaldas en el desierto”, “¿A qué huelen las nubes” o “Si un tren sale de Arrankudiaga a 100 km/h y otro sale de Dulantzi a 120, ¿cuánto cuesta una mascarilla FFP2?”. Si los sujetos sometidos al test son policías de balcón tendrán opción de comodín de la llamada antes de ser aislados en sus domicilios.

Los agentes que ya han terminado su instrucción han declarado que en el contexto de la Nueva Normalidad han visto cosas que no creeríamos, pero que “esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en un confinamiento severo. Es hora de comprar papel higiénico”.

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