Txarriboda News 1180 (11-08-2024)
![]() |
||
![]() |
||
Deambular con la cabeza gacha observando los andares humanoides “no ofrece pruebas pero tampoco dudas”. Mientras es reducido por una patrulla de la Guardia Urbana acusado de “acoso pinrelar y fetichismo en grado de tentativa” el sociólogo barcelonés Adalberto Renteras lanza su hipótesis: la propaganda sobre las cifras récord del turismo y las quejas de individuos, de la anteriormente auto denominada clase media, que se ven obligados a sobrevivir en caravanas en algunas zonas especialmente masificadas están ocultando el fenómeno cultural más importante desde el destape de los años 70. ”Las sandalias con calcetines han pasado a formar parte del atuendo autóctono de manera irreparable”, explica una vez puesto en libertad con cargos. Pie en pared Adalberto cree que las manifestaciones contra el turismo masificado son “vanas” y que el verano de 2024 marca la “definitiva abolición de la última línea que separaba a guiris de nativos”. Renteras aclara que se refiere a los turistas que es fácil encontrar bebidos por la calle o estampados en el bordillo de alguna piscina y no “al millonario ruso o a la estrella del pop que no se mezcla con la plebe”. La influencer Luisa Bañones constata que cada vez más jóvenes “llevan sin complejos sandalias e incluso chancletas de piscina con calcetines… blancos”. Cree que el origen de esta “mutación estilística” hay que rastrearlo quince años atrás cuando se empezaron a poner de moda los “piquis” de la abuela entre la población masculina que calzaba deportivas. El antropólogo Edorta Parrabos recuerda que frailes de diversas congregaciones, que vestían las sandalias con calcetines en las últimas décadas del siglo XX, alejaron a millones de individuos de “tal aberración estética”. La sandalia con calcetín era, y sigue siendo para muchos de ellos según Parrabos, el distintivo del fraile “enrollado pero chungo” post Concilio Vaticano II. © elkarma.eus |
![]() |
|
Pincha aquí para volver al listado de noticias. |