La operación contra Hezbolá, atribuida sorprendentemente a Israel, en Líbano y Siria con ‘buscas’ y radios VHF explotando por doquier ha revelado la existencia de un nicho de mercado. «Teníamos la gallina de los huevos de oro delante de nuestras narices y no nos dábamos cuenta«, comenta entusiasmado Linkin Park, directivo de SIMSUNG. La empresa surcoreana de dispositivos electrónicos está por la labor de sumarse al carro. “Lo saben los chinos, bueno, los taiwaneses”, concluye Park mientras consulta en el mercado de futuros el precio de la pentrita. “El coste de incorporar dos gramos de pentrita en la fabricación a cada teléfono inteligente, tablet, ordenador portátil o reloj para nerds es asumible”, explica el economista Santiago Niño Pecera.

Será la batería

Fuentes del Centro Nacional de Interferencia (CNI) confirman que en varios grupos de WhatsApp, en principio sin ningún tipo de relación con organización terrorista alguna más allá de la AMPA de turno, padres y madres de preadolescentes se manifiestan “muy interesados” en proporcionar a sus hijos aparatos “debidamente mejorados” respecto a los que ahora utilizan. “Que no digo yo de volarles la cabeza, que sería delito creo, pero sí de poder enviarles un recadito cuando les preguntas dónde están y tardan más de seis horas en responder”, comenta una madre preocupada. “Otros progenitores más innovadores apuestan por inyectar microchips aturdidores a sus vástagos pero por de momento están dispuestos a explorar soluciones alternativas y económicas”, abunda Niño Pecera mientras baja la última actualización de Pegasus al teléfono de su hija.

“Hay gente diciendo que le explota la cabeza de tanto usar el móvil: el mercado está maduro”, confirma el experto Vibro Del Tonno. En su opinión el hecho de que todos andemos por ahí sin saber qué puede pasar cuando nos suena el móvil enriquecerá una existencia cada vez más anodina.

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