La Asociación Internacional de Organizaciones No Gubernamentales (INGO) ha aprobado el registro de la recién creada ONG Fronteras Sin Payasos. Agentes de aduanas, oficiales de inmigración, agentes de policía fronteriza, inspectores de sanidad, personal de seguridad, traductores, intérpretes y personal administrativo de aduanas colaboran con esta organización sin ánimo de lucro que pretende restringir la presencia de gente con la cara pintada de blanco, narices postizas rojas y zapatones en puestos fronterizos de todo el mundo, que asustan a las personas en tránsito que esperan para cruzar la frontera y distraen a los empleados que están trabajando.

Ninguna gracia

Los miembros fundadores de la ONG, todos pacientes del mismo grupo de terapia para tratar la coulrofobia, creen que la culpa de la presencia masiva de payasos en puestos de aduanas se debe a la proliferación de cursos de clown que muchos de los trabajadores comenzaron a frecuentar para combatir el estrés. “Todo comenzó de una manera muy inocente. Varios empleados de aduanas comenzaron a recibir clases de mimo para poder comunicarse con ciudadanos que iban a cruzar la frontera pero no sabían el idioma. Para saber decirles con gestos que debían abrir el doble fondo de la maleta, o que les iban a hacer una inspección rectal. Más tarde se animaron a lo de las clases de payaso. Se nos ha ido de las manos. Un horror”, explica el activista Anton Netti, harto de que le hagan oler una margarita que lanza un chorro de agua mientras comprueba pasaportes.

Le Cirque du Soleil ha mostrado su apoyo a la iniciativa y se ha comprometido a organizar un programa de desprogramación para reconvertir a los payasos en contorsionistas con vestidos de lentejuelas.

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