El centro de día asturiano al que solía acudir por las mañanas el hombre de 83 años que asaltó una sucursal de Kutxabank el pasado 28 de octubre en el municipio vizcaíno de Alonsotegi ha negado rotundamente que atracar bancos forme parte de las actividades de tiempo libre con las que se mantienen ocupados a los ancianos. El director de las instalaciones, que prefiere no revelar el nombre del centro para tratar de frenar el efecto llamada, apunta que es cierto que el octogenario mostraba cierta vehemencia cuando jugaba al chinchón con otros jubilados y le tocaba robar carta, pero que jamás exhibió una arma de fuego, “si acaso alguna vez una navaja en partidas reñidas de dominó, pero lo achacamos a que son cosas que hacen los viejos”.

Nunca es tarde

A pesar de las declaraciones tajantes de los responsables del centro de día negando que se organicen excursiones a establecimientos bancarios para estudiar los movimientos de sus empleados y el cambio de turno de los guardias de seguridad, cientos de ancianos de la región han comenzado a solicitar plaza desde este lunes. “A mí es que con la pensión no me llega para nada. Y nunca es tarde para seguir formándose. Yo he sido auxiliar de clínica toda la vida pero estoy dispuesta a reciclarme. De momento he solicitado un taller de reventar cajas fuertes con explosivos, porque tengo fobia social y lo de pedir a los clientes del banco que vacíen sus carteras mientras les apunto con una escopeta recortada me da un poco de ansiedad”, explica una nonagenaria harta de que en su centro sólo le enseñen a hacer punto de cruz.

Otras de las actividades más solicitadas por los ancianos son cursillos de conducción de riesgo con silla de ruedas eléctrica para poder esperar en la puerta con el motor al raletí y de jiu jitsu con andador.

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