El Congreso de los Diputados y el Senado han aprobado por unanimidad la propuesta de reforma de urgencia del Código Penal mediante la cual se condenará con penas de cárcel a aquellos TikTokers o Instagramers que revelen en videos “rincones ocultos de tu ciudad” que todavía no han sido colapsados por avalanchas de turistas. La decisión de aprobar en tiempo récord la reforma punitiva que endurece las penas por revelación de secretos urbanos tiene el doble objetivo de provocar un efecto disuasorio entre los creadores de este tipo de contenidos y, al mismo tiempo, evitar que turbas de vecinos organicen batidas para dar caza a los turistas que acuden a estos lugares escondidos y evitar así que se difunda su ubicación.

Ni Assange ni Snowden se atreverían

El miedo a la gentrificación y a la creación de comités revolucionarios en enclaves coquetos de pueblos y ciudades ha acelerado el proceso legislativo ante el compromiso de la magistratura de aplicar la ley con mano dura y sin tener en cuenta ningún tipo de atenuante, como el coeficiente intelectual de estos creadores de contenidos o su falta de habilidades sociales e incapacidad para relacionarse con otras personas sin la mediación de la cámara de un móvil. “Las nuevas penas pretenden dar respuesta a estas nuevas formas de criminalidad, como la de contarle a todo el mundo que en tal plaza que no conoce nadie la tortilla de patatas está de la hostia o de que en tal callejón se tomó un carajillo Bankshi”, explica María Isabel Perelló Doménech, presidenta del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial.

Vecinos de estos enclaves con encanto que aún no han hollado pies de turistas y foráneos han aplaudido la reforma de ley y han procedido a entregar las armas y desmantelar los atrincheramientos.

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