Como todos los años por estas fechas, el descenso de las temperaturas, el acortamiento de las horas de luz, la aparición en las estanterías de los supermercados de las primeras remesas de polvorones y los artículos sobre salud y nutrición de revistas como Men’s Health, Women’s Health o Saber Vivir son señales inconfundibles del comienzo de la tradicional Operación Jersey Ancho. La idea de lucir un cuerpo fondón ante las comidas navideñas motiva a muchos y muchas a emprender un proceso de engorde paulatino que haga menos traumático perder de golpe la figura, moldeada con horas de gimnasio y dieta entre los meses de abril y julio. La clave para una ganancia de peso sostenible de cara a la temporada invernal no reside únicamente en una ingesta compulsiva o rutinas de anulación del ejercicio físico, sino en establecer una serie de cambios integrales en el estilo de vida.

Sin prisa pero sin pausa

Abstenerse de salir por la tarde a dar un paseo porque el tiempo ya no acompaña, comenzar a comprar alfajores y mazapanes de marca blanca de los que ya se exponen en el área de cajas de los supermercados o generar una lista de excusas para justificar no volver a pisar el gimnasio hasta enero son sólo algunos de los consejos que los nutricionistas ofrecen para afrontar con proactividad la Operación Jersey Ancho.

“En agosto se podían partir nueces en estos abdominales. Pero las fiestas navideñas están a la vuelta de la esquina y lo mejor es empezar a generar la capa adiposa desde ya. Porque si llegamos a la cena de Nochebuena con el abdomen esculpido en piedra luego vienen los lloros, y si no hemos sido disciplinados para dar de sí la tripa en estos dos meses luego ni nos cabe el cordero ni nada”, explica Sandra Gaminas, que ya lleva dos semanas sin moverse del sofá a partir de las 19:00.

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