Los 20 millones de euros encontrados en el domicilio de Óscar Sánchez Gil, ex jefe de la Unidad de Delitos Económicos y Fiscal (UDEF) de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, eran para obtener un “aislamiento ecológico tanto térmico como acústico”. De las declaraciones de Sánchez Gil se desprende que lideraba una red de activistas medioambientales compuesta al menos por una docena de personas. “Una vez comprobado lo bien que aísla paredes y tabiques, con perdón, pensábamos confeccionar y repartir pijamas de billetes de 200 pavos entre indigentes de toda España”, ha explicado la cuñada del presunto cabecilla.

Perder los papeles

Según sus compañeros, que le apodaban ‘el anodino’, Sánchez Gil les daba la turra con hacer un uso creativo del dinero incautado a los traficantes de estupefacientes. Le obsesionaba cómo compensar el mal que la droga ilegal causa en la sociedad. “El hecho de ser jefe de su unidad no le había hecho olvidar a sus conciudadanos”, explica Choni Croqueta, nombre ficticio, una de los policías de Asuntos Internos que le arrestó en su despacho donde escondía otro millón de euros. “Dice que es para una maqueta a escala de una narcosala”, comenta perpleja. Al parecer tenía muy avanzados los planes para crear una ONG llamada Hijos de Nuestra Señora de las Nieves que se dedicaría a repartir billetes de diverso tamaño y color en los barrios más afectados del país por la lacra de la droga recreativa.

“Su visión era que los chavales siguieran pasándoselo bien por las noches, pero sin molestar a los vecinos porque éstos tendrían un aislante acústico de primera calidad”, se ha lamentado otro de los detenidos que deplora “cómo trata España” a sus emprendedores.

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