Txarriboda News 1309 (06-02-2025)
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La Red Nacional de Bibliotecas Públicas y otras entidades autonómicas han pedido al Ministerio de Cultura que endurezca el reglamento para poder garantizar el comportamiento cívico de todos los usuarios de bibliotecas. La solicitud pretende cubrir vacíos legales que permiten a “agentes indeseables” mantener impunemente comportamientos “inapropiados, molestos y desagradables” en estos recintos. “Nos referimos obviamente a los mimos, que, amparándose en que respetan en todo momento la norma de no hablar, se dedican a importunar haciendo muecas, aspavientos y ademanes, no pocas veces procaces, ante la impotencia de agentes de seguridad y fuerzas del orden, atados de pies y manos por un reglamento demasiado laxo”, declaraba Óscar Arroyo, director de la Biblioteca Nacional. Clima de inseguridad La irrupción de grupos de mimos en bibliotecas se ha convertido en una de las principales preocupaciones de la ciudadanía, según la última Encuesta Social General del CIS, por encima de la okupación, el precio de la vivienda y las trazas de botulismo en los labios de Jorge Javier Vázquez. “La justicia no nos ampara. Esto es la ley de la jungla. Con eso de que los mimos no dicen nada, ni gritan, ni siquiera tosen, pueden hacer lo que quieran. A veces juegan a adivinar el título de un libro sólo con gestos. Más de una vez me han dado ganas de gritar “¡Ana Karenina, gilipollas!” o “¡El Quijote, pedazo de subnormal!”… Pero claro, como no se puede hablar… Se conocen muy bien los resquicios del sistema”, se lamenta un bibliotecario que prefiere mantenerse en el anonimato por miedo a posibles amenazas. Un endurecimiento de la normativa permitiría expulsar de las bibliotecas a mimos que se ponen a hacer el número de la cuerda o de la pared invisible en la sala de lectura, siempre que se les eche en bajito. © elkarma.eus |
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