Empresas de espectáculos para adultos confirman que uno de sus servicios más requeridos son los shows de striptease inverso para despedidas de soltero y soltera en clubs nudistas. Estos shows privados, que suelen servir de colofón a fiestas organizadas para celebrar el fin de la soltería de hombres y mujeres prometidos en matrimonio que practican el naturismo, consisten en una actuación de baile sensual en la que el o la stripper, según preferencia, se va poniendo prendas de ropa al tiempo que se contonea al ritmo de la música. La carga erótica de la performance se especifica antes de la contratación y, en los casos más atrevidos, la stripper puede llegar a ponerse hasta tres bufandas y un gorro de lana con borla, siempre dentro de los límites del buen gusto.

Morbo textil

La proliferación de este tipo de actuaciones no está exento de polémica y asociaciones de nudistas católicos para el fomento de la moral y las buenas costumbres han hecho públicas sus quejas, argumentando que en los clubs nudistas hay niños que pueden ser testigos de un espectáculo denigrante que tampoco entienden. “El otro día estábamos en el camping naturista rezando el rosario y mi Garikoitz me vino diciendo que había un chica poniéndose un anorak sentada en una silla mientras una caterva de energúmenos la jaleaban pidiéndole que se subiera la cremallera hasta arriba. ¿Es esta la educación que queremos dar a nuestros hijos?”, se lamentaba Cristianorro Naldo, catequista en una parroquia de Derio.

Profesionales del gremio se han defendido diciendo que ellos hacen arte y que la indecencia está en los ojos del que mira. “Es cierto que algunas veces los shows se suben de tono, y me han llegado a pedir que me ponga un buzo de obra encima del vestido, pero en ese caso se hace a puerta cerrada”, explica una stripper que prefiere mantenerse en el anonimato.

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