El incierto estado de salud del Papa y las alteraciones que está provocando en la planificación de la actividad laboral de la Santa Sede han llevado al gobierno interino del Vaticano, por primera vez en su historia, a contratar sumos pontífices a través de una empresa de trabajo temporal. Maximino Caballero, prefecto de la Secretaría de Asuntos Económicos, ha anunciado que ya está cerrado un acuerdo con Adecco para ceder la gestión de la firma del contrato laboral, la tramitación del alta en la Seguridad Social, la gestión de nóminas y la formación en prevención de riesgos laborales. Fuentes cercanas al Instituto para las Obras de Religión (IOR) han informado de que aún faltaría por diligenciar qué entidad se encargará de la selección de personal y si finalmente el Vaticano estaría dispuesto a sustituir el Cónclave y la fumata blanca por entrevistas de trabajo dirigidas por un responsable de Recursos Humanos.

O tempora, o mores

El cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, ha tratado de quitarle importancia a la decisión de contratar Papas a través de ETT y asegura que el Vaticano debe saber adaptarse a los tiempos modernos. “En peores plazas hemos toreado. En comparación con el rebranding del Concilio de Nicea de 325, la reconfiguración de la junta directiva del Concilio de Éfeso de 431, el traslado de la sede social a Aviñón en 1378, la recompra de acciones del Concilio de Trento de 1545 y la modificación de estatutos del Concilio Vaticano II de 1962, esto no es más que un pequeño ajuste administrativo. Los de contabilidad se lo podrán explicar mejor que yo”, comunicaba el prelado.

Aunque la decisión se acaba de hacer efectiva, ante una posible rescisión del contrato de Bergoglio, la posibilidad ya se venía estudiando desde la baja permanente por estrés de Benedicto XVI en 2013.

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