Donald Trump ha comunicado desde un improvisado plató junto a la piscina de su mansión multipropiedad en Mar-a-Lago, Palm Beach, que los gazatíes no deberían mostrarse impacientes ante la violación del alto el fuego de Israel porque “la paz no es una ciencia exacta” y no hay que venirse abajo por un bombardeo o dos en plena tregua negociada. El presidente de los EE.UU. ha dicho que no entiende tanto escándalo por 530 muertos cuando se estima que 62.000 palestinos ya habían perdido la vida a causa de acciones armadas israelíes en Gaza desde octubre del año pasado. “Si duele es que está curando, coño. Me parece a mí que estos musulmanes están poniendo muy poquito de su parte. Si en cuanto vienen mal dadas nos ponemos a la defensiva es que hay muy poquita voluntad de arreglar las cosas. Son unos picones”, comentaba Trump con un gesto entre perplejo e indulgente.

Cómo se ponen

Según fuentes cercanas a la Casa Blanca, el jefe del gobierno estadounidense habría llamado a Benjamin Netanyahu, para decirle que no se lleve mal rato por las críticas de la comunidad internacional ante lo que parece una transgresión de los convenios humanitarios durante una negociación de paz. “Cómo se nota que el ciudadano de a pie no sabe el estrés que provoca gestionar un genocidio. Pero bueno, paciencia y a seguir. No te hagas mala sangre. Anda que no violamos nosotros tratados con los indios y ahora a la gente le chiflan las películas de John Ford. Seguro que un día nos reiremos de todo esto”, le habría dicho Trump al líder del ejecutivo Israelí ante la mirada de aprobación de un condescendiente Elon Musk.

En otro orden de cosas, familiares de rehenes aún en poder de Hamás confían en que el reinicio de la campaña de bombardeos contra el enclave palestino no altere los planes de liberación porque “eso se sería muy poco deportivo”.

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