Miembros de agrupaciones ecologistas han anunciado que están dispuestos a no volver a ducharse con tal de no renunciar al filtro Gibli. Estos activistas asumen que cada imagen generada con IA puede consumir hasta 5 litros de agua pero son “demasiado cuquis”. Aseguran que defender al planeta implica ciertos sacrificios y ellos prefieren sacrificar la higiene personal. Consideran que una cosa es renegar del confort del capitalismo y otra quedarse con las ganas de saber que pinta tendrían si fuesen Mononoke en bermudas. También critican que se haya pasado la moda del filtro Gibli en apenas dos semanas. “Esto es como cuando la gente se cansa de salvar a las ballenas para empezar a luchar contra la deforestación del Amazonas. Unos inconstantes”, declara un fan ecofriendly de Miyazaki.

Hasta ahí podíamos llegar

Según estimaciones recientes, las herramientas de IA pueden consumir hasta 500 ml. de agua por cada serie de interacciones, y el impacto total en el consumo hídrico podría alcanzar los 6,6 mil millones de metros cúbicos para 2027. “Nos estamos cargando el planeta por culpa de nuestra irresponabilidad. Ducharse es contingente, pero refrigerar los servidores que generan las imagenes en las que nuestra suegra aparece como los padres cerdos de Chihiro es necesario”, explicaba Jaime Lasuda, afiliado a Greenpeace al que ya ha empezado a olerle la axila a mandarina revenida.

Consorcios de aguas de diferentes municipios del Estado español, así como proveedores de empresas como Roca, Acquabella o Porcelanosa temen que “conociendo la deriva progre que tiene la gente y la fascinación con la puta mierda esa de los selfies con filtro, esto se convierta en tendencia, el personal no pasé de remojarse la ingle con una jofaina y se nos joda el negocio”, lamenta el dueño de una PYME de fontanería.

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