Un vecino Chinchilla de Jorguera, Albacete, ha descubierto que los spots publicitarios se ponen en televisión por dinero. El hombre estaba convencido de que se hacía por mero sadismo. La epifanía ha provocado que colapse todo su sistema de creencias sobre los medios de comunicación. Una consulta a Chat GPT le ha bastado para alcanzar la iluminación y hacerle comprender de manera súbita que los anuncios sirven para que las cadenas privadas se financien. Toda su cosmogonía interior se ha desplomado en cuestión de segundos. El señor manchego se encuentra en plena crisis existencial y le cuesta aceptar que las televisiones no hayan estado torturándole durante años con spots por el simple placer de hacerle sufrir.

Algo era ello

El hombre confiesa sentirse muy arrepentido por las cartas e emails con insultos y amenazas que lleva enviando repetidamente a diferentes entidades como la Asociación Española de Anunciantes (AEA) o la Unión de Televisiones Comerciales en Abierto (UTECA). Reconoce que había asumido que lo de los spots publicitarios que interrumpen una frase a la mitad en plena película o las sesiones de un cuarto de hora de anuncios de perfumes, coches, cadenas de supermercados o seguros del hogar que muestran a personas con unos comportamientos a medio camino entre la oligofrenia y la sobredosis de opiáceos “era sólo por joder”. “Ahora, si toda la exhibición de brutalidad mental se hace por dinero ya la cosa cambia, claro”, añadía visiblemente compungido.

El albaceteño opina que si él ha sufrido esta confusión también le puede pasar a más gente, y ha pedido a las televisiones que sean más explicitas “porque estos malentendidos son la típica cosa que acaba dando mala fama al capitalismo”.

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