El Gobierno se ha puesto en contacto con responsables del Registro Civil para coordinar el plan de subvenciones públicas a aquellos padres que pongan a sus hijos “nombres que apoyen las restricciones y fomenten el cumplimiento de las medidas sanitarias decretadas en el contexto de la Nueva Normalidad, como Soledad o Purificación”. La Iglesia ya ha sido informada del plan porque, en palabras de la Conferencia Episcopal, “algún bautizo se sigue haciendo”.

Llámalo X

“Parece una tontería pero estudios psicológicos demuestran que el nombre influye en la autopercepción del individuo y las acciones que este lleva a cabo en el futuro”, explica Rebeca Cofónica, inspectora de onomásticas del Ministerio de Justicia, muy pesimista con la evolución de la pandemia. Aquellas personas que inscriban a sus hijos con nombres que contribuyan a “establecer un clima de placidez, respeto a las normas y connivencia con el Estado de Alarma” recibirán una ayuda pública de hasta 2.000 euros. Del mismo modo, la Administración también subvencionará a quienes accedan a “cambiarse nombres que llaman al pesimismo como Angustias o apellidos subversivos, como Barullo o Peña”.

Aunque ya existe un listado de nombres “promocionables”, que será publicado en el BOE en próximas fechas, los responsables de la iniciativa se encuentran debatiendo si se admitirán neologismos ya que “a todos nos viene bien el dinero cuando tenemos hijos, pero si llamas a tu vástago José Antígeno o Hidrogelia o a lo mejor le estás jodiendo la vida”.

© elkarma.eus