El Ministerio de Interior ha hecho público un comunicado en el que solicita a la ciudadanía su colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a fin de evitar “las acciones indiscriminadas de bandas latinas en nuestras calles”. Las autoridades se muestran preocupadas ante las actuaciones de este tipo de grupos en núcleos urbanos “especialmente de las orquestas de bachata, los conjuntos de salsa y los cuartetos de merengue”.

Más allá del reguetón

“Antes podías salir a pasear sin temor, pero ahora hay que andarse con cuidado cuando bajas a la calle por ciertos barrios porque lo mismo puedes encontrarte a una banda latina tocando en bucle La Negra Tomasa o, Dios no lo quiera, Sopa de Caracol… En mi familia tenemos mucho miedo y ya casi no salimos de casa…”, comenta Bernal Canfor, vecino del madrileño distrito de Ciudad Lineal, que opina que “todo es culpa de la inmigración”. “Una cosa es que Rocío Durcal o Bertín Osborne, que son de aquí, te cantasen rancheras pero lo de ahora es una vergüenza”, denuncia. Fuentes policiales han anunciado que tomarán todas las medidas posibles para acabar con “esta lacra”, aunque temen que la tendencia pueda escalarse. “No podemos permitirnos volver a finales de los 90. Dramas como el Salomé de Chayanne o el Livin’ la Vida Loca de Ricky Martin no deben repetirse. Perdimos a una generación de buenos muchachos en aquellos años oscuros. Raúl, nunca te olvidaremos…”, lamenta un agente del CNI mientras muestra unas partituras decomisadas de Sueño su boca.

La policía también alerta contra posibles “lobos solitarios”, que actúan al margen de las bandas organizadas, “mucho más peligrosos e incontrolables”, como es el caso de Carlos Baute o Juanes, actualmente en paradero desconocido.

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