La Escuela Judicial, configurada como centro de selección y formación de jueces y magistrados, dependiente del Consejo General del Poder Judicial, estudia incluir la asignatura de Botellón como materia optativa. La medida pretende proporcionar una preparación integral, especializada y de alta calidad a los miembros de la Carrera Judicial, así como a los aspirantes a ingresar en ella.

Pragmatismo teórico

“Uno se pasa media vida estudiando oposiciones, sin tiempo para imbuirse de la realidad que le rodea, incapaz de aprehender las particularidades de una sociedad que se muestra ante nuestros ojos inasequible, distante, ajena. Vamos, que no me he cogido una cogorza con colegas bebiendo a morro de una botella de vodka del Carrefour desde COU, y eso debe de pesar a la hora de sentar jurisprudencia tras un Estado de Alarma guapo…”, comenta Iván Quillo, juez de paz suplente en una pedanía de Barcelona del Alto Penedés. El CGPJ considera que el botellón es “algo trascendental en la cultura española y en su vida social, muy diferente a la de otros países desarrollados en los que se tira más de alcoholismo introspectivo”, y resalta la importancia de su “transversalidad con respecto a multitud de circunstancias” a la hora de legislar.

Los diferentes tribunales superiores de cada comunidad autónoma dispondrán de libertad para configurar los temarios de los estudios sobre el botellón, en función de sus circunstancias socioeconómicas, que constarán de parte teórica y práctica. Entre las asignaturas se encontrarán Química Elemental de Combinados con Ginebra, Retórica y Exposición de Argumentaciones ante la Guardia Urbana para justificar la ausencia de mascarilla y Técnicas de Plegado de Toga para no ir arrastrando vasos de plástico con el faldón.

© elkarma.eus