Socorro ha emitido una circular a las diferentes empresas y consorcios de transportes del Estado a través de la cual reclama con efecto inmediato todos los martillos que ha ido poniendo a disposición de los servicios de trenes y autobuses, tanto públicos como privados, a lo largo de los años. Ha recordado en el documento que “nunca se trató de una donación, y mucho menos de una dación” sino de un préstamo, manteniendo siempre la titularidad de la propiedad “como indica claramente la placa ‘Martillo de Socorro’”.

Tiemblan los parqués

Aunque se desconocen las razones por las que Socorro podría estar demandando ahora sus martillos, expertos en economía especulan con la posibilidad de que la crisis postcovid hubiese llevado a la hasta ahora desinteresada filántropa a operaciones de capitalización ante la incertidumbre en el panorama financiero y del mercado de valores. “No podemos confiarnos de que las maniobras de Socorro se vayan a quedar ahí. Es más que previsible que tras los martillos reclame también sus salidas, sus ventanas, sus teléfonos e inclusos sus casas, lo que podría suponer un duro revés al mercado inmobiliario y de las telecomunicaciones si todo ese stock queda fuera de la circulación”, expresa preocupada Chris Pación, jefa de redacción de la sección de pasatiempos del diario Expansión. La intranquilidad entre el accionariado ha provocado que el Ibex 35 cayera un 3% en la jornada de ayer, y que ya haya perdido un 9% acumulado en las últimas tres sesiones.

Rumores apuntan a que el hueco dejado por Socorro podría ser cubierto por la magnate María de la Emergencia, tradicional competidora de la anterior, que ha alcanzado especial notoriedad durante el último año gracias a sus populares estados y sus ingresos familiares, aunque no hay nada confirmado.

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