La concesión del premio IgNobel de Medicina a la investigación presentada por los doctores Bulut, Oladoukun y Lippert, que demuestra la eficacia del orgasmo para descongestionar las vías respiratorias, ha llevado a muchas casas de masajes a solicitar la homologación sanitaria y poder equipararse a ambulatorios y otros centros de salud.

Vocación de servicio público

El resultado del estudio germano-turco-británico, que viene a confirmar las tesis expuestas por el otorrinolaringólogo Wilhelm Fliess, justificaría la exigencia de centenares de centros de masajes “con final feliz” de tener “al menos el mismo status legal que las parafarmacias o las tiendas de ortopedia”. De momento ni el Ministerio de Sanidad ni las consejerías de Salud se han pronunciado “pero no pueden seguir haciendo oídos sordos al hecho de que el orgasmo mejore la respiración nasal tanto como la aplicación de descongestionantes durante 60 minutos, según dispositivos VAS. Los datos rinométricos no mienten”, explica Agatha Lonario, gerente de una cadena de este tipo de locales. Las casas de masajes insisten en que “hacemos un servicio técnico sanitario, porque hay personas, no sé, con los dos brazos escayolados, o a las que se les desinstala Tinder cada vez que suben su foto de perfil, que no pueden autogestionarse el tratamiento. Que no todo es vacunarse…”, insiste Lonario.

Mientras tanto, fabricantes de armas lamentan que no se haya llevado “por muy poco” el IgNobel de Física la investigación sobre el incremento de la eficiencia si se hacen agujeros en la pared disparando una AK47, para poder vender sus productos en Leroy Merlin.

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