Según el último informe del Centro de Estudios Sociales Aplicados (CASS) de la Universidad de Southampton, la población británica podría estar empezando a pensar que, tal vez, la reina Isabel II no sea inmortal. Así lo expresa que, por primera vez en 30 años, la principal preocupación de los ciudadanos del Reino Unido sea la salud de la monarca y no que aparezca un kurgan con un mandoble y cercene la cabeza de la jefa del Estado.

Confían en que no haya secuelas

La cancelación de la asistencia de Isabel II a los eventos del ‘Domingo del recuerdo’ militar debido a una “lesión de espalda”, a la que se han sumado recientes visitas al hospital y otros achaques comunicados por la Casa Real, hacen barruntarse a la población británica que a lo mejor la longevidad de Isabel Alejandra María de Windsor no se deba a que haya decapitado con una espada toledana al resto de elegidos porque sólo pueda quedar uno. “Es cierto que cuando en el 2000 la reina hizo caballero a Sean Connery todos pensamos que era una celada y que lo iba a dejar seco de un tajo, pero no pasó. Luego creímos que lo había liquidado durante una visita secreta a Bahamas en Halloween del año pasado, disfrazada de Christopher Lambert, pero ahora ya nos queda la duda”, expresa Norman Fowler, presidente de la Cámara de los Lores.

De confirmarse que la reina no es inmortal supondría una gran decepción para todos sus súbditos. “Especialmente para Brian May, que llama todos los meses a ver si Isabel le ha cortado la cabeza a alguien recientemente para cobrar royalties por el espectáculo de rayos, chispas, luz, color y música de Queen resultante”, concluye Fowler.

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