Txarriboda News 479 (04-02-2022)
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Miles de contables obligados a teletrabajar debido a los nuevos usos y costumbres impuestos por la pandemia de coronavirus han comenzado a poblar cafeterías con encanto y locales de cupcakes para dotar de romanticismo y “cierto aire decadente” a su ocupación laboral “ya de por sí tediosa, gris y carente de cualquier rasgo creativo”. Café solo sin descuadre Empleados del departamento de contabilidad de empresas de todos los sectores, así como trabajadores autónomos dedicados a confeccionar tablas de Excel de gastos, bases de datos de estocaje, facturación, gestión de inventario, proyección de estadios financieros o actividades de conciliación bancaria, consideran que el desempeño de sus funciones ganaría en status social de hacerse en locales de hostelería coquetos. “Si escritores, columnistas de prensa, blogueros, poetas, ilustradores y otros muertos de hambre, que deberían buscarse un trabajo de verdad, se pueden dar el pisto y acurrucarse en una esquina de la cafetería, con su portátil y su poleo de menta, ante la admiración indisimulada del resto de parroquianos que anhelan su aire bohemio, no vemos por qué nosotros no íbamos a poder hacerlo, en vez de tener que trabajar desde casa, con los niños en cuarentena, dando el coñazo, y los vecinos de arriba discutiendo, que cualquier día cojo la rotaflex del garaje y la tenemos…”, declara Alonso Porífero, especialista en cuadrar balances para una multinacional jamonera. Los contables han reivindicado que su actividad también puede resultar pasional y evocadora “por ejemplo cuando elegimos la fuente tipográfica o el color de las celdas de la hoja de cálculo, pero claro, eso nadie lo valora”. © elkarma.eus |
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