El emérito, Don Juan Carlos de Borbón, ha demandando a través de su abogado, Javier Sánchez-Junco, a la familia del escritor J.R.R. Tolkien, por un delito de difamación e infamia sobre su persona al describir en El retorno del rey, tercer volumen de la trilogía de El Señor de los Anillos, “un relato totalmente sesgado de mi visita a Sanxenso, con unas alusiones de lo más gratuitas y una recreación de personajes que sólo busca hacer daño”. El emérito, que asegura sentirse muy dolido, ha sostenido que “orco será su puta madre”.

Los límites del humor

Adam Reuel Tolkien, continuador de la obra de su abuelo, ha recibido ya la citación judicial y diferentes librerías de toda España temen el secuestro de la obra si la judicatura procede a fallar a favor del demandante. “Lo más triste de todo es que sabemos que el rey emérito no se ha leído la obra original sino la versión para niños, destinada a ser representada con calcetines en forma de marioneta, que es una adaptación que por motivos obvios no recoge la complejidad del texto del autor y que puede llevar a cierta confusión a la hora de interpretar sutilezas de la trama”, explica Aitana Torio, abogada especializada en demandas interpuestas por gente con muleta. Peter Jackson se encuentra en paradero desconocido y ni Viggo Mortensen ni Elijah Wood cogen el teléfono.

La querella de Don Juan Carlos recuerda mucho a la que interpuso Javier de la Rosa en 1987 para retirar del mercado el segundo volumen de la saga de Tolkien, Las Dos Torres, por revelación de secreto de sumario durante la investigación de su gestión fraudulenta en Banesto, que acabaría llevando a la suspensión de pagos del grupo KIO.

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