Txarriboda News 673 (16-09-2022)
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Millones de personas de más de 45 años que han comenzado a mostrar las primeras señales de padecer presbicia empiezan ahora a sospechar que los mitos acerca de que la masturbación provocaba ceguera a largo plazo no serían tales sino certezas científicamente demostrables. La imposibilidad de leer lo que pone en la pantalla del móvil por mucho que se estiren los brazos está llevando a muchos ciudadanos a plantearse si no se habrán tomado históricamente demasiado a la ligera las advertencias sobre los abusos del onanismo. La paja en el ojo ajeno El progreso científico de las últimas décadas, el auge de la educación laica y el distanciamiento progresivo del sentir religioso de gran parte de la población habrían provocado una relajación de las costumbres y un cuestionamiento del dogma del que ahora se arrepienten quienes sufren presbicia por haber confundido libertad con libertinaje. “Me he creído siempre muy listo por leer a Marx, a Nietzsche y a Gramsci. Por eso no hacía caso y caían tres, cuatro, cinco al día. Cuando me levantaba, cuando me acostaba, en el autobús del colegio, en el baño, en el vestuario del polideportivo, en la sala de espera de la consultoría… Pensaba que eso de quedarse ciego era una estupidez que respondía a la necesidad de que nos plegásemos bajo amenaza a los alienantes esquemas de la moral vigente. Y ahora no puedo ni leer la letra pequeña del prospecto de las pastillas para la próstata”, clama Arcadi Optría, pecador cuya vida transcurre entre la consulta del oculista y la del urólogo. El Colegio de Médicos Dermatólogos lamenta que la ciudadanía esté mostrando ahora unos remilgos hacia la ceguera que no mostró en su día hacia el acné. © elkarma.eus |
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