Txarriboda News 686 (29-09-2022)
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Jubiladas y pensionistas que disponen de todo el tiempo del mundo podrán ser alquiladas por horas para realizar trámites, poner quejas y hacer el seguimiento de reclamaciones interpuestas en ayuntamientos, diputaciones y otras instituciones públicas. Inmunes a las tácticas disuasorias de la Administración, estas mujeres están adiestradas para pasar horas haciendo cola delante de una ventanilla, esperando a que les compulsen un impreso o aporreando la puerta de un despacho para exigir que se les atienda presencialmente y no por Internet. Experiencia en gestión Cientos de miles de ciudadanos han mostrado su interés por solicitar los servicios de estas jubiladas que, según pone en los folletos buzoneados diseñados por el nieto de una de las señoras, que estudia peritos y tiene muy buena mano con eso de los ordenadores aunque va vestido como un gañán y más le valdría echarse novia, son inasequibles al desaliento, no conocen la palabra frustración y esgrimen una capacidad dialéctica basada en la insistencia que merma las defensas de funcionarios y empleados interinos. “Baratas no salimos, también le digo. Vienen a ser entre 150 y 200 € la hora, sin incluir los consumibles del ganchillo ni los cuadernillos de sudokus. Pero es dinero bien gastado. Yo llevo tres días acudiendo al área de movilidad y tráfico del ayuntamiento para una reclamación y apenas he comenzado a rascar la superficie burocrática”, explica Teresa Inete, viuda de un jubilado de RENFE. Según el Financial Times, las jubiladas que se alquilan para tramitar papeleo de la Administración sin rendirse son una actividad económica en expansión que podría superar el volumen de negocio conjunto de Uber, Amazon y Just Eat. © elkarma.eus |
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