Tras varias jornadas maratonianas, la comisión mixta formada por técnicos de los ministerios de Sanidad, Educación y Cultura, ha presentado el programa nacional que servirá al mismo tiempo para controlar la propagación del coronavirus en los centros de enseñanza y reconvertir el sector de la tauromaquia.

El coronavirus es como un toro

“El Gobierno ha denegado cualquier ayuda a los toros, pero más cornadas da la transmisión comunitaria”, declara Gorka Bestro, distribuidor de equipos de karaoke para fiestas patronales y asesor freelance. El plan, que se pondrá en marcha con la ayuda de comunidades y diputaciones, pretende recolocar laboralmente a profesionales del mundo del toreo dentro del ámbito de la enseñanza. “Los matadores harán los test PCR, a poder ser sin descabello, y los banderilleros repartirán collejas a los niños y profesores que lleven la mascarilla mal puesta”, continúa Bestro. Hacia final del trimestre “se incorporarán los picadores a caballo, que controlarán con una pica eléctrica la distancia social entre los críos durante los recreos”, concluye mientras dibuja un croquis en una servilleta de tasca.

Aunque está pendiente llegar a un acuerdo con las diferentes ganaderías, se está valorando soltar toros en las puertas de los colegios, fuera de los horarios de entrada y salida, para que los padres que han acompañado a sus hijos “no se queden de palique formando corrillos”.

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