Una multitudinaria manifestación de condena a los ataques ucranianos a las bases aéreas de Diáguilevo y Engels del pasado día 5 ha recorrido las calles de Moscú. La marcha iba encabezada por una pancarta en la que podía leerse ‘Drones sí, UAV no’ (‘Дроны да, БПЛА нет’), en referencia a los vehículos no tripulados que atentaron contra los bombarderos estratégicos Tu-95MS, Tu-22M3 y Tu-160 estacionados en las instalaciones militares mencionadas. Los participantes han querido diferenciar los drones rusos buenos, que no se meten en política, de los drones ucranianos malos que sólo pretenden socavar la patriótica labor del ejército de ocupación.

No son lo mismo

Miles de ciudadanos rusos han participado libremente en esta demostración de solidaridad, que pretende que no se meta a todos los vehículos militares no tripulados en el mismo saco. Bajo la atenta vigilancia del Servicio Federal de Seguridad, que supervisaba la concentración con un contador de personas digital, los moscovitas han gritado lemas a favor de los drones residentes en Rusia y en contra de la radicalización de los drones ucranianos.

“No todos los Tupolev Tu-141 Strizh y Tu-143 Reys soviéticos son iguales. No es justo que porque Ucrania haya lanzado ataques contra instalaciones militares en suelo ruso la gente pudiera mirar mal a esos drones que conviven con nosotros, que tratan de ganarse la vida sin estigmas, que sobrevuelan nuestras cabezas en el día a día. No puede ser que por el mero hecho de que puedan portar bombas de hasta 120 kilos se les señale con el dedo cada vez que pretenden optar a un trabajo de repartidor de Amazon”, expresaba el propio Vladimir Putin durante una conexión en directo con el Kremlin.

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