Los propietarios de locales hosteleros baratos se han posicionado en contra de la reforma de las pensiones propuesta por el gobierno francés. Consideran que sus pensiones, hostales y moteles económicos a lo mejor no son perfectos y una mano de pintura no les vendría mal pero que ya están bien como están y tampoco su situación económica es tan boyante como para andar ahora solicitando una Inspección Técnica de Edificios, pagar a un arquitecto para que haga un proyecto, ponerse a pedir permisos de obra y tener cerrado hasta que se termine de sanear, tirar tabiques, retirar asbestos, cambiar las instalaciones, arreglar canalizaciones y rasear.

Si acaso poner bombillas LED

El gremio de la hostelería de bajo precio ha agradecido la solidaridad del pueblo de Francia por organizar protestas en la calle, huelgas y generar máxima crispación en el Parlamento después de que la administración de Emmanuel Macron decidiera que había que reformar las pensiones, si bien no entiende el apoyo de la ciudadanía de todo un país a una problemática que considera estrictamente sectorial.

“Imaginamos que la gente pensará que si se reforman las pensiones estas acabarán perdiendo todo el encanto que tienen. Son muchos años de leer libros y ver películas y documentales sobre poetas y escritores parisinos agonizando de tuberculosis en pensiones de Montmartre. Y claro, cubrir luego esas fachadas coquetonas con andamios y mallas protectoras para que luego al retirarlos tengas un edificio anodino con ladrillo caravista, pues a la gente no le hace gracia. Buenos somos los franceses para eso del patrimonio cultural…”, argumenta Ivette Alamerde, gerente de una casa de huéspedes en el barrio de Saint-Denis.

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