Un perro mezcla de labrador y golden retriever se ha convertido en un ejemplo de superación, resiliencia y emprendimiento después de que, tras haber sido abandonado hace tres veranos en la estación de servicio Petronor-Repsol de la AP-68, a la altura de Calahorra, haya terminado montando su propia cadena de gasolineras. Aunque asegura que no guarda rencor a la familia que le dejó atado a un surtidor y desapareció para siempre, Truhán (nombre ficticio) cree que la vida nos pone pruebas para que saquemos la mejor versión de nosotros mismos y nos enriquezcamos espiritual y, en la medida de lo posible, económicamente.

Una lección para todos

El chucho confiesa que los inicios fueron difíciles y que en los primeros momentos sólo podía autocompadecerse, pero que cuando las personas que regentaban la gasolinera lo vieron se apiadaron de él y le ofrecieron un empleo en la tienda, ya que los sistemas de repostaje y autolavado funcionaban como autoservicio. Gracias a la perseverancia y el trabajo duro a lo largo de muchas horas cada jornada, según relata el propio Truhán, acabó aprendiendo el oficio hasta terminar de decidirse a adquirir su propia gasolinera en régimen de franquicia, a la que siguieron media docena de establecimientos más en los que otras familias humanas han podido seguir abandonando a sus respectivas mascotas.

El can, que no descarta ir en la plancha electoral del PP por Soria, cree que si cuando era empleado hubiese recibido un salario más holgado no se habría animado a crear su propia red de estaciones de servicio y alienta a todos los perros de España, desde su canal de Youtube, a seguir su ejemplo, desoír los cantos de sirena del asistencialismo socialcomunista y forjar su propio destino.

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